jueves, 24 de abril de 2008

LA ÉTICA COMUNICATIVA ( HABERMAS)

Habermas intenta ofrecer una fundamentación racional de la ética.

La suya es una ética formal, aún más procedimental que la kantiana.

Lo que da validez a una norma es el procedimiento por el que se llega a ella.

Se trata de una ética mínima, pues no establece normas, sino que comprueba su validez

Su punto de partida no es la conciencia moral sino el hecho de la comunicación.

En el proceso de la comunicación, hablante y oyente comparten implícitamente nociones morales. En toda comunicación se presuponen las bases de un comportamiento justo y correcto.

Toda comunicación aspira al acuerdo, es decir, al entendimiento y al “ponerse de acuerdo”.

Cuando hablamos con otras personas, presuponemos que nos están diciendo la verdad.

En el discurso la fuerza del argumento vale más que el argumento de la fuerza. El discurso debe ocurrir en una situación ideal de habla. Es decir, una comunicación en la que todos participarían libremente y sin el obstáculo de la coacción.

Todos podrían intervenir, y todos podrían argumentar, criticar, justificar. Habrá simetría e igualdad entre los participantes. Si alguno de estos rasgos no se da, podría decirse que el acuerdo no es válido. En el discurso deben participar todos los que se puedan ver afectados por las decisiones que se tomen en el mismo, de forma que se garantice la presencia de todos los intereses.



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